Puedo oler desde aquí los cerebros de la sala pudríéndose por el alchol,
oigo crujir los corazones huecos y secos como hojas secándose al sol,
puedo sentir el frío y el calor de tu aliento en cada momento....y tu mirada que acecha, escudriñándome entre las sombras.
Personas sin rostro extrañamente familiares que ríen, gritan y lloran,en un ritual que se repite como un círculo vicioso, una y otra vez...
Excitación, náuseas y anhelos de un pasado que ni siquiera sé si era mejor.Tal vez prefiera olvidarme cada noche de mi misma...la sobriedad se ha convertido poco a poco en una rutina de dolor,y vago sin rumbo hacia el caos...
lunes, 17 de agosto de 2009
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